Por: Trinidad Pacheco Bayona.
En su obra "Historia
Universal de la Danza", Curps Sanz nos ofrece una visión profunda y
exhaustiva de la danza a lo largo de la historia, desde los pueblos más
primitivos de la antigüedad hasta la actualidad. Sin embargo, más allá de la
mera descripción de estilos y técnicas, Sanz identifica dos motivaciones
principales que han impulsado a la humanidad a danzar a lo largo de los siglos.
Estas motivaciones, que se han mantenido constantes a pesar del paso del tiempo
y las diferencias culturales, son la búsqueda de expresión motor-ritmo y el
logro de un estado estático a través de la danza.
La primera motivación, la
búsqueda de expresión motor-ritmo, es una necesidad fundamental de la condición
humana. Desde los rituales primitivos hasta las coreografías más complejas de
la danza contemporánea, la humanidad ha buscado expresar sus emociones,
creencias y experiencias a través del movimiento. La danza ha sido una forma de
comunicación, de celebración, de duelo y de conexión con los demás. Ya sea en
la danza ritual de los pueblos indígenas, en la danza cortesana del
Renacimiento o en la danza de salón del siglo XIX, la búsqueda de expresión
motor-ritmo ha sido una constante.
La segunda motivación, el logro
de un estado estático a través de la danza, es un aspecto más profundo y
espiritual de la condición humana. La danza ha sido una forma de alcanzar un
estado de trance, de éxtasis o de conexión con lo divino. En muchas culturas,
la danza ha sido una forma de acceder a estados de conciencia alterados, de
comunicarse con los espíritus o de alcanzar la iluminación. Ya sea en la danza
sufí, (un arte que se
basa en la expresión corporal, generalmente acompañada de música, una de las
formas de expresión más ancestrales del ser humano y puede tener fines
estéticos, de entretenimiento o religiosos) en la danza
tibetana o en la danza de los pueblos indígenas de América, el logro de un
estado estático a través de la danza ha sido una búsqueda constante.
La obra de Curps Sanz nos muestra
que la danza es más que una simple forma de expresión o entretenimiento. Es una
forma de conexión con nuestra condición humana, con nuestras emociones,
creencias y experiencias. La búsqueda de expresión motor-ritmo y el logro de un
estado estático a través de la danza son dos motivaciones principales que han
impulsado a la humanidad a danzar a lo largo de la historia. Y es precisamente
esta conexión con nuestra condición humana lo que hace que la danza sea una forma
de arte tan universal y tan profundamente arraigada en nuestra cultura.
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