Por: Trinidad Pacheco Bayona.
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Foto: Alber Mauricio Toro |
El Carnaval de Ocaña, Norte de Santander, es una tradición que, año tras año, reúne a locales y visitantes en torno al arte, la cultura y la alegría. En la edición de 2025, los esfuerzos de la administración municipal han sido evidentes: la convocatoria de artistas locales y departamentales, junto con la organización de actividades culturales, han buscado consolidar estas fiestas como un evento destacado en el calendario regional. Sin embargo, el carnaval enfrenta desafíos que requieren atención inmediata para garantizar su sostenibilidad y seguridad.
Es
crucial reconocer que el Carnaval necesita un Plan Especial de Salvaguardia que
incluya un componente pedagógico robusto. Este plan debe enfocarse en educar a
la comunidad, tanto en las escuelas y colegios como en los sectores del
comercio y la hotelería, sobre la importancia de preservar la esencia cultural
de esta celebración. La pedagogía no solo debe estar orientada hacia los
habitantes locales, sino también hacia los visitantes que llegan al municipio.
Es necesario que quienes reciben a los turistas puedan transmitir información
clara sobre cómo participar en los carnavales de manera respetuosa y
responsable.
Uno
de los problemas recurrentes en el Carnaval de Ocaña es la percepción de
desorden y desmanes, muchas veces atribuida a visitantes que no comprenden el
espíritu festivo y comunitario del evento. Esto plantea un reto enorme para las
autoridades y los organizadores, que deben implementar estrategias de
concienciación y regulación que prevengan estos comportamientos sin desvirtuar
la alegría inherente al carnaval. Para ello, la capacitación en escuelas y
colegios es fundamental, así como el trabajo conjunto con los sectores
comerciales, para que toda la comunidad participe activamente en la promoción
de un ambiente seguro y respetuoso.
El
Carnaval de Ocaña tiene el potencial de convertirse en un referente nacional e
internacional, pero esto solo será posible si se asume el compromiso de
invertir en su futuro. La seguridad y el orden no son enemigos de la diversión;
por el contrario, son aliados que garantizan que las futuras generaciones
puedan seguir disfrutando de estas fiestas sin temor ni restricciones.
Apostar
por el Carnaval de Ocaña es apostar por la cultura, el turismo y el desarrollo
de la región. Es hora de pensar en grande y trabajar unidos para preservar esta
tradición, asegurándonos de que siga siendo una fuente de orgullo para los
ocañeros y un ejemplo para el país. El reto es grande, pero las recompensas lo
valen.
Educación es el pilar principal!
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