Por: Trinidad Pacheco Bayona
La danza es un lenguaje universal que trasciende las barreras del idioma hablado, y como cualquier sistema de comunicación, se basa en la transmisión de significados. En su documento "La comunicación en la danza. Principios para la semiótica", Natalia Ollora Triana se adentra en este fascinante campo para explorar cómo la danza constituye un sistema de signos que comunica y genera significado. Su investigación se enfoca en entender y analizar los elementos que, desde la semiótica, intervienen en este proceso ofreciendo una nueva perspectiva para comprender mejor las creaciones coreográficas.
Ollora Triana parte de la premisa de que la danza como
cualquier otro lenguaje artístico, está compuesta por un sistema específico de signos. Estos
signos. los movimientos, gestos, posturas y la relación del cuerpo con el
espacio y el tiempo constituyen los elementos que forman la base de la
significación en las creaciones coreográficas. Al igual que en otros sistemas
de comunicación, estos signos no tienen un significado único o fijo, sino que
se interpretan en función de su contexto, de la historia que narra la obra y de
la experiencia del espectador.
Uno de los grandes aportes de la investigación de
Ollora Triana es su énfasis en cómo estos signos no son estáticos, sino que se
transforman dependiendo del estilo coreográfico y del paradigma de creación de
cada pieza. El movimiento de una mano, por ejemplo, puede transmitir ternura o
dolor, dependiendo de la coreografía, el contexto visual y sonoro, y la
intensidad con la que se ejecuta. Esta versatilidad en la interpretación hace
que la danza sea un lenguaje increíblemente rico y dinámico.
La investigación de Ollora Triana detalla los
distintos elementos que contribuyen al significado general de una obra de
danza. Estos elementos incluyen no solo los movimientos corporales en sí
mismos, sino también aspectos como el uso
del espacio, la temporalidad, la música, la iluminación y el vestuario.
Cada uno de estos factores puede ser visto como un signo que interviene en el
proceso de significación, aportando matices a la narrativa global que busca
comunicar una coreografía.
Al analizar estos elementos en conjunto, Ollora
Triana propone una visión integral de la danza como un arte multisensorial, en
el que cada componente juega un papel crucial para la construcción del mensaje.
Esto permite a los coreógrafos y bailarines crear capas de significados que
interactúan entre sí, brindando a los espectadores múltiples niveles de
interpretación.
Uno de los aspectos más interesantes que aborda
Ollora Triana es cómo el análisis semiótico de estos elementos puede ayudar a
definir el estilo o paradigma de creación de una
obra de danza. Cada coreografía se inscribe dentro de un conjunto de
convenciones, reglas o estructuras que responden a una estética, una cultura o
una visión del mundo particular. Identificar estos patrones permite a los
analistas y a los mismos creadores comprender mejor las decisiones artísticas
que se toman durante el proceso creativo y cómo estas decisiones generan sentido
dentro de la obra.
Por ejemplo, en una obra de danza contemporánea,
los movimientos abstractos y la ruptura con la simetría tradicional pueden ser
interpretados como una forma de expresar las tensiones de la modernidad o la
complejidad de las emociones humanas. En contraste, una pieza de ballet clásico
utiliza un sistema de signos mucho más codificado, donde cada gesto tiene una
significación clara y preestablecida dentro del repertorio de ese estilo.
El documento de Ollora Triana subraya la
importancia de utilizar herramientas de análisis semiótico para comprender los
procesos de comunicación que tienen lugar en las representaciones de danza. Al
observar las coreografías como sistemas de signos, es posible desentrañar los
mecanismos que los coreógrafos emplean para comunicar ideas, emociones e
historias. Además, esta aproximación permite a los intérpretes y espectadores
entender de manera más profunda los diversos procesos de significación que
ocurren durante una representación.
El conocimiento de los signos de la danza no solo
enriquece la interpretación de una pieza, sino que también ofrece a los
coreógrafos un marco teórico que puede guiar la creación de nuevas obras. La
semiótica, en este sentido, se convierte en una herramienta esencial para
cualquier creador que desee explorar las múltiples posibilidades del cuerpo en
movimiento como medio de expresión.
En su investigación, Natalia Ollora Triana ofrece
una profunda exploración sobre la comunicación
en la danza y cómo esta puede ser comprendida a través de la semiótica.
Al desglosar los elementos que constituyen el sistema de signos de la danza, su
análisis abre una ventana para observar cómo estos signos construyen
significados complejos en las creaciones coreográficas.
Además, Ollora Triana destaca la relevancia de
entender y analizar los procesos de significación en la danza, no solo como una
forma de apreciar más plenamente las obras, sino también como una manera de
empoderar a los creadores en su proceso artístico. Su trabajo es un
recordatorio de que la danza es mucho más que una secuencia de movimientos: es
un lenguaje cargado de simbolismo y significado, donde cada gesto, cada pausa y
cada desplazamiento tiene algo que decir.
Así, la investigación de Ollora Triana se presenta
como una valiosa contribución para el estudio de la danza y su comunicación,
ofreciendo nuevas formas de analizar y comprender este arte en su complejidad.
Al integrar la semiótica en el análisis de la danza, su obra nos invita a
repensar la danza como un lenguaje potente que comunica ideas y emociones de
maneras únicas y profundamente significativas.
La comunicación es la clave en muchos aspectos de la vida y la danza es un mecanismo preciosos de comunicación. Gracias por compartir
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