lunes, 10 de junio de 2024

EL SECRETO DE BAILAR EN PAREJA

Dedicado al maestro Alberto Londoño.

Por: Cesar Monroy

Foto: Periódico el Colombiano

Entiendo el baile en pareja como una forma de conexión entre dos personas, donde ambos se relacionan de manera armoniosa y complementaria. Cada uno desempeña su propio papel y muestra su personalidad, pero juntos forman una unidad que se mueve en sincronía. Esta conexión les permite compartir intereses y un camino común, mientras mantienen su identidad y autonomía individual. Están unidos por una energía que fluye libremente entre ellos, lo que los mantiene siempre conectados. Bailar en pareja es una expresión de afecto, vínculo y libertad.

Bailar conmigo

Mi experiencia inicial al bailar conmigo mismo, o "yo con yo", fue una etapa crucial en mi proceso de aprender a bailar. Esta práctica solitaria me proporcionó un espacio seguro donde podía experimentar libremente sin temor a ser juzgado o burlado por otros. Estar solo me permitió explorar mi cuerpo, sus capacidades y mis propios patrones de movimiento de manera íntima y personal. Este proceso me ayudó a conocerme mejor, entender cómo me muevo y cómo mi cuerpo le responde a la música.

Entendí que la música y el cuerpo pueden danzar en perfecta armonía. Sin embargo, a veces he utilizado la música más como un accesorio o una mera pista rítmica sobre la cual ejecutar movimientos corporales en un monólogo de auto satisfacción. En lugar de establecer un diálogo entre el cuerpo y la música, los he tratado como entidades separadas, sin integrarlos en una relación de igualdad donde ambos elementos se complementen y se potencien mutuamente para producir emociones más auténticas y significativas.

Cómo baila el otro/a

En las comunidades, las celebraciones se convierten en momentos de encuentro donde la colectividad comparte experiencias. Estos eventos no solo son ocasiones para festejar, sino también para aprender y fortalecer los vínculos entre los miembros. Desde una edad temprana, las personas participan en estas celebraciones y observan cómo cada individuo se mueve, lo que les proporciona una comprensión única de los estilos y preferencias de cada uno en el baile. Esta experiencia temprana de observación y participación en la danza de otros, brinda una base sólida para aprender a complementarse cuando bailan en pareja, creando así una conexión más fluida y satisfactoria al danzar.

En los grupos folclóricos urbanos, se observa una dinámica diferente en comparación con las danzas comunitarias. En estos grupos, es común que el director seleccione a un par de bailarines de una coreografía grupal y los destaque para repetir la misma danza, sin realizar modificaciones en la coreografía. Esta práctica puede tener limitaciones significativas, ya que les niega la oportunidad de conocer y apreciar plenamente los talentos y fortalezas corporales, así como la forma de bailar del otro. Este conocimiento mutuo es fundamental para acumular y potenciar habilidades en la construcción continua de su relación como pareja de baile.

Bailar en pareja

Mi camino hacia el baile en pareja ha sido largo y de mucha paciencia. Construir una relación artística con mi pareja se dio día a día, en cada ensayo, proceso que se asemeja a un compromiso amoroso políticamente correcto: primero amigos, luego novios y finalmente llegamos a ser como un matrimonio. En estas etapas, tanto en el amor como en el baile, es común buscar a nuestra "media naranja" para sentirnos completos y convertirnos en una única "naranja entera". Sin embargo, si mi "media naranja" decide cambiarme por otra pareja, una vez más puedo sentirme incompleto.

Lo que he aprendido es que nadie es la "media naranja" de nadie. Al bailar, somos dos individuos con identidades propias y roles definidos. Cada uno de nosotros está "completo", posee habilidades y fortalezas únicas, y nos complementamos mutuamente en el camino de la danza en lugar de buscar a alguien para "completarnos".

Después de este largo proceso de aprender a bailar conmigo mismo, con la música y con otra persona, llegué a pensar que estaba listo para bailar en pareja. Sin embargo, me di cuenta de que todo esto era solo la entrada al maravilloso universo de la danza; aún quedaban muchas puertas por abrir: La primera fue la de conocer en profundidad los orígenes de cada danza, sus características, su esencia, sus antecedentes históricos y sociales, con el propósito de no caer en la simple repetición de pasos y figuras, para no convertirse en un intérprete imitador de movimientos, calcando coreografías aprendidas sin ninguna capacidad creativa en la ejecución del baile. La siguiente puerta es la de la dramaturgia, que revela el inicio del relato, su desarrollo, el conflicto y el desenlace; es decir, cómo narrar una historia a través de la danza. La tercera puerta me enfrenta a comprender los cuerpos y su relación con el espacio, las cualidades de sus extensiones, las fuerzas y desplazamientos amplios, diseñados para solo dos personas en escena. La última puerta me desafío a rescatar el vaso comunicante que se establece a través de la mirada, el gesto y las acciones en la danza, la conexión entre pareja. 

Si se logra salir de este laberinto con la lección aprendida, obtendremos la recompensa de transmitir al público un mensaje claro, contundente y creíble; nuestra verdad danzada en la escena.

Solo llegué a Bailar en Pareja cuando comprendí el rol específico que debía desempeñar al bailar. Aprendí a mantener mi individualidad y autonomía, al mismo tiempo que establecía intereses y caminos comunes claramente definidos. Esta dinámica nos permitió estar siempre conectados a través de una energía consciente e indivisible, generando una experiencia libre, grandiosa y creativa.

En esta unión, cada movimiento se transforma en una forma de arte que revela éxtasis y poesía, trascendiendo más allá de la danza en los flujos naturales del movimiento. Así es como experimento y comprendo el verdadero significado de Bailar en Pareja. 

viernes, 7 de junio de 2024

EL DESAFÍO CULTURAL DE OCAÑA BAJO LA LEY 550

 LA INNOVACIÓN Y EL COMPROMISO

Por: Trinidad Pacheco Bayona.

La reciente decisión del alcalde de 
Ocaña de acogerse a la Ley 550 un marco jurídico diseñado para la reestructuración económica de entidades territoriales en crisis, ha desatado una serie de preocupaciones dentro de nuestra comunidad especialmente en el ámbito del arte y la cultura. Mientras la medida busca equilibrar las finanzas municipales y garantizar la sostenibilidad fiscal no podemos pasar por alto los inconvenientes que podrían surgir, particularmente en la reducción de fondos públicos destinados a proyectos culturales la disminución del apoyo a nuestros artistas locales y la limitación de espacios para eventos culturales debido a restricciones presupuestarias.

La vitalidad y diversidad cultural de Ocaña están en juego. Nuestra ciudad conocida por su rica herencia y su vibrante escena artística, corre el riesgo de ver menguar ese espíritu que nos define y nos enorgullece. La Ley 550 aunque necesaria para estabilizar nuestras finanzas trae consigo una serie de desafíos que requieren de una respuesta creativa y comprometida por parte de nuestra administración local y de toda la comunidad.

Primero, la reducción de fondos públicos para proyectos culturales es un golpe duro para un sector que ya lucha por encontrar el apoyo necesario para florecer. Los proyectos culturales no solo enriquecen nuestras vidas, sino que también actúan como motores de desarrollo económico y social. Sin el financiamiento adecuado, iniciativas cruciales podrían verse truncadas, dejando a nuestra ciudad sin esos momentos de inspiración y unión que solo el arte puede proporcionar.

Asimismo, la disminución del apoyo a los artistas locales es otra preocupación significativa. Nuestros artistas son los guardianes de nuestra identidad cultural y su trabajo merece ser apoyado y celebrado. Sin el respaldo necesario, muchos de ellos podrían verse obligados a abandonar sus proyectos o incluso buscar oportunidades fuera de Ocaña privándonos de su talento y creatividad.

La limitación de espacios para eventos culturales es otro problema que se avecina. Las restricciones presupuestarias podrían llevar a la reducción o eliminación de lugares destinados a la expresión artística, estos espacios son vitales para la comunidad ya que ofrecen un escenario donde los artistas pueden mostrar su trabajo y donde el público puede disfrutar de la riqueza cultural que nuestra ciudad tiene para ofrecer.

Frente a estos desafíos, es crucial que busquemos formas creativas de mantener el apoyo a la cultura a pesar de las limitaciones financieras. Una posibilidad es la colaboración público-privada donde empresas locales y patrocinadores individuales pueden jugar un papel activo en el financiamiento de proyectos culturales. Además, la creación de alianzas con organizaciones nacionales e internacionales dedicadas al arte y la cultura podría abrir nuevas fuentes de apoyo y recursos.

Otra estrategia es fomentar el voluntariado y la participación comunitaria en la organización de eventos culturales. La energía y el entusiasmo de nuestros ciudadanos pueden ser una fuerza poderosa para mantener viva la llama de la cultura, incluso en tiempos difíciles. Además, explorar alternativas digitales y virtuales puede ofrecer nuevas plataformas para la difusión y apreciación del arte, permitiendo que más personas participen y disfruten de nuestra riqueza cultural sin las limitaciones físicas de los espacios tradicionales.

En conclusión, mientras la decisión de acogerse a la Ley 550 presenta desafíos considerables para el arte y la cultura en Ocaña, también nos ofrece una oportunidad para demostrar nuestra resiliencia y creatividad. Es esencial que el alcalde y su equipo se comprometan a buscar soluciones innovadoras y a mantener el apoyo a nuestros artistas y proyectos culturales. Solo así podremos asegurar que la vitalidad y diversidad cultural de nuestra comunidad no solo sobrevivan, sino que prosperen en el futuro. Que este sea un llamado a la acción y a la solidaridad, recordando siempre que el arte y la cultura son el alma de nuestra ciudad y merecen ser protegidos y promovidos, incluso en tiempos de austeridad.

 

jueves, 6 de junio de 2024

LA DANZA EN EL UMBRAL DE LA INMOVILIDAD.


La Poética del Momento.

Por: Trinidad Pacheco Bayona

La danza ese arte en perpetuo movimiento tiene un inicio y un fin que a menudo se entrelazan en puntos de aparente inmovilidad. Estos momentos lejos de ser vacíos, están cargados de una intensidad y significado que trascienden el simple acto de estar quieto. La presencia de un bailarín, incluso en la más absoluta inmovilidad puede resonar con una fuerza expresiva que se origina en su interior y se proyecta en el espacio que lo rodea.

Imaginemos a un bailarín en el escenario, de pie, inmóvil. A primera vista parece estar en reposo pero en realidad cada fibra de su ser está en tensión, listo para liberar la energía acumulada en un salto espectacular o en un sutil movimiento que cambiará la atmósfera de la performance. Este estado de alerta de preparación es tan parte de la danza como los movimientos más complejos y visibles.

Este instante de inmovilidad es el umbral entre la potencialidad y la acción. Es el momento en que el cuerpo se carga de intención un espacio donde el tiempo parece detenerse y el espectador es invitado a una profunda conexión emocional. La inmovilidad del bailarín no es la ausencia de movimiento, sino la promesa de lo que está por venir un respiro en el flujo continuo de la danza que permite a la audiencia anticipar y reflexionar sobre el próximo acto.

Consideremos por ejemplo el instante anterior a un salto. El bailarín se detiene los músculos se tensan los pulmones se llenan de aire. Es un momento cargado de expectativa tanto para el intérprete como para el espectador. Esta pausa no es un descanso, sino una acumulación de energía una preparación para la explosión cinética que sigue. La audiencia al percibir esta quietud siente el peso de la anticipación la promesa de la liberación.

O pensemos en un bailarín que permanece inmóvil en el escenario mientras su compañero ejecuta una secuencia de movimientos. Aunque aparentemente pasivo su quietud está cargada de significado. Su postura, su expresión, incluso la forma en que respira todo contribuye a la narrativa de la danza. Está presente, involucrado, parte integral del conjunto y su inmovilidad es un contrapunto necesario que resalta la dinámica de su compañero.

La danza en su esencia es una celebración del movimiento. Sin embargo los momentos de inmovilidad son tan cruciales como los de actividad. Estos momentos de pausa permiten una resonancia emocional que añade profundidad y complejidad a la performance. El cuerpo humano
incluso en su inmovilidad puede transmitir una rica carga de emociones y significados, actuando como un espejo que refleja el mundo interno del bailarín hacia el exterior.

La próxima vez que veas una danza, presta atención a esos instantes de quietud. Observa cómo un bailarín inmóvil en el escenario puede llenar el espacio con su presencia cómo la tensión antes de un salto o la quietud de un bailarín en espera pueden ser tan elocuentes como los movimientos más elaborados. La danza es un arte de movimiento, sí, pero también es un arte de momentos suspendidos de inmovilidad cargada de significado.

En este sentido la danza nos enseña una lección valiosa, que, en la vida al igual que en el escenario los momentos de quietud pueden estar llenos de poder y significado. Son estos instantes los que nos permiten pausar, reflexionar y cargar nuestras energías para los movimientos que siguen recordándonos que la verdadera belleza del movimiento a menudo reside en la promesa contenida en la inmovilidad.


EL GÉNERO EN LA DANZA: EXPLORANDO LA DIVERSIDAD Y LA EXPRESIÓN ARTÍSTICA

Por: Trinidad Pacheco B.

La danza es una de las formas más antiguas y universales de expresión humana y a lo largo de la historia, ha evolucionado en una rica variedad de géneros. Estos géneros no solo se diferencian por sus movimientos y técnicas, sino también por su contexto cultural, historia y propósito. En este artículo, exploraremos qué significa el género en la danza y cómo cada categoría contribuye a la diversidad y riqueza de esta disciplina artística. 

¿Qué es el Género en la Danza? El género en la danza se refiere a las distintas categorías que se distinguen por sus características estilísticas, técnicas, contextos culturales y objetivos artísticos. Cada género tiene un conjunto único de elementos que lo define incluyendo movimientos característicos, vestuario, música, y función social o cultural.

Los Estilo y Técnica. Cada género de danza se distingue por un estilo y técnica específicos. Estos pueden variar desde la rigidez y precisión del ballet hasta la improvisación libre del hip hop. Por ejemplo el Ballet, se caracteriza por una técnica rigurosa con movimientos elegantes y controlados incluyendo posiciones específicas de los pies y giros en zapatillas de punta.  El Hip Hop, conocido por su energía y creatividad, incluye movimientos como el popping, locking y breakdance, y está profundamente conectado con la música rap y los beats electrónicos. 

En el contexto histórico y geográfico juega un papel crucial en la definición de un género de danza. Por ejemplo el Flamenco. Originado en Andalucía, España, el flamenco es una fusión de influencias gitanas, árabes y judías, y se caracteriza por su intensidad emocional y uso de castañuelas y palmas. La Danza Folklórica. Varía según la región y refleja las tradiciones y costumbres de comunidades específicas, como las danzas tradicionales de Colombia, que celebran eventos y festividades locales.

El Propósito y Función. La función de la danza puede ser ritual, social, recreativa, terapéutica o profesional/artística. Por ejemplo. La Danza Ritual. Utilizada en ceremonias religiosas o espirituales, como las danzas indígenas que buscan conectar a la comunidad con sus antepasados y la naturaleza. La Danza Social, Incluye bailes de salón como el vals o el tango, que sirven como formas de entretenimiento y socialización.

Los Vestuario y Música. El vestuario y la música asociados a cada género de danza son elementos esenciales que los definen y enriquecen. Por ejemplo:

Ballet: Implica el uso de tutús, mallas y música clásica que complementan la gracia y precisión de los movimientos. 

Salsa: Se baila con ropa colorida y alegre y se acompaña de música latina vibrante que enfatiza ritmos como el son y la rumba.

El Impacto Cultural y Social. Cada género de danza tiene un impacto cultural y social significativo reflejando y modelando los valores y la identidad de la comunidad de la que surge. Por ejemplo:

Hip Hop: Surgió como una forma de expresión en las comunidades urbanas de Nueva York en los años 70, y ha influido en la moda el lenguaje y la cultura popular a nivel global.

Danza Contemporánea: Explora temas modernos y utiliza la danza como medio de expresión artística y personal, desafiando las normas tradicionales y fomentando la innovación.

Ejemplos de Géneros de Danza.  Ballet, Danza Moderna, Danza Contemporánea, Hip Hop Flamenco, Danza Folklórica, Tango, Salsa.

Cada uno de estos géneros ofrece una ventana única a las culturas y épocas de las que provienen. Desde la elegancia del ballet hasta la energía del hip hop, la danza sigue siendo una forma poderosa de expresión humana y un reflejo de la evolución cultural y social. Su influencia trasciende fronteras y generaciones, enriqueciendo nuestras vidas y conectándonos con nuestras raíces y con el mundo en general.

La próxima vez que asistas a una presentación de danza, ya sea un ballet clásico, una batalla de breakdance o una celebración de danza folklórica, tómate un momento para apreciar la rica historia y la expresión cultural detrás de cada movimiento. ¡La danza es mucho más que un arte; es una celebración de la humanidad en su forma más pura y expresiva!


UNA SOLA DANZA NO REPRESENTA A TODO NORTE DE SANTANDER

Por: Trinidad Pacheco Bayona. Hablar de una identidad cultural única en Norte de Santander es un error tan común como preocupante. Este depa...